¿No hubiera sido más fácil desde el principio haberlo explicado así?
Ha tenido que ser en la Feria de Guadalajara (México) donde, por unanimidad, las 22 academias del español reunidas han concluido que todos los cambios que llegaron a sorprender a más de uno, hace pocas fechas, se quedan en simples propuestas.
La «y» conserva el nombre que todos conocemos y la «ye» la podrá usar quien quiera. Digamos que convivirán. Podremos seguir acentuando «sí» cuando sea necesario y podremos acentuar «sólo» cuando sea conveniente. Menos mal. A más de uno se le había puesto cara de susto.
Se han juntado en Guadalajara la cuna del español y las academias que lo fijan. El español nació, según una historia que parece una leyenda, en Castilla y León, y esta región es aquí la invitada de honor de este año, el 24º de la FIL de Guadalajara.
En la feria se han juntado nombres ilustres como Pérez Reverte, Fernando Vallejo, Antonio Gamoneda, Élmer Mendoza, Millás, Volpi o el ilustre director de Oportet Editores, Emilio Pascual (permitan la licencia).
La cuestión (y volviendo al tema primigenio) es que el director de la academia mexicana, José Moreno de Alba expuso que las novedades polémicas solo estuvieron en borradores de trabajo, y nunca fueron fijadas. Ahora se convierten en propuestas que se recogerán en la Ortografía Razonada acordada en Guadalajara.