El ruido de los tambores lejanos aún me suena, a cajas destempladas, en los oídos cuando veo la solución parcial del del barbero, porque el «de» aún no lo capto…
Vuesa merced sí que me destempla los oídos y aun los ojos con su incredulidad por encima de la tomasea. Nunca se me ocurriría a mí decir lo que don Quijote al otro barbero: «¡Ah, señor rapista, señor rapista, y cuán ciego es aquel que no ve por tela de cedazo!». Pero si el babero es el de Sebi, ¿dónde está la duda? «El ba[r]bero de Sebi»+«lla». Solo pido indulgencia para la injuria ortográfica, que tanto perturba la retina de su merced. Pero como dijo el de la Dulce, «esa es otra historia».
El de de la pertenencia bien claro está, a fe, pero ¿qué se hizo del «Eu» del sebi que es en donde yo no veía el «de» posesivo? De ahí que tropiece en él y busque una solución que ya voy viendo que no ha de existir… Es que nos habéis acostumbrado a tal nivel hermenéutico -estos jeroglíficos tienen ya algo de sagrado y de sagrario- que no podemos pasar por alto ni las tildes…
Perdóneseme, con todo, la cominería, y hasta la caminería…
¿Qué se fizo, voto a tal, qué se ficieron? Si un bebé se llama Eusebio, ¿no ha de ser «Sebi» para quien le da el biberón o la papilla? El racionalismo casuista causa estragos en la moral y en los jerónimos. Su merced sería un cliente impar del contra ita arguo… Me place sobremanera departir con su merced.
De hipocorísticos non est disputandum…, pero… para mí que Eusebio ni lo admite… Un segundo.
Resuelto: La RAE, al parecer, acepta Us; y en Sudamérica se pirran por Chebo… Ya notaba yo que algo no acababa de «sonarme» ni de sanarme del mal regusto con que me quedé…
Complacido de quedarme, estoy yo, en este bosque de jeros que edificáis…
El ruido de los tambores lejanos aún me suena, a cajas destempladas, en los oídos cuando veo la solución parcial del del barbero, porque el «de» aún no lo capto…
Vuesa merced sí que me destempla los oídos y aun los ojos con su incredulidad por encima de la tomasea. Nunca se me ocurriría a mí decir lo que don Quijote al otro barbero: «¡Ah, señor rapista, señor rapista, y cuán ciego es aquel que no ve por tela de cedazo!». Pero si el babero es el de Sebi, ¿dónde está la duda? «El ba[r]bero de Sebi»+«lla». Solo pido indulgencia para la injuria ortográfica, que tanto perturba la retina de su merced. Pero como dijo el de la Dulce, «esa es otra historia».
El de de la pertenencia bien claro está, a fe, pero ¿qué se hizo del «Eu» del sebi que es en donde yo no veía el «de» posesivo? De ahí que tropiece en él y busque una solución que ya voy viendo que no ha de existir… Es que nos habéis acostumbrado a tal nivel hermenéutico -estos jeroglíficos tienen ya algo de sagrado y de sagrario- que no podemos pasar por alto ni las tildes…
Perdóneseme, con todo, la cominería, y hasta la caminería…
¿Qué se fizo, voto a tal, qué se ficieron? Si un bebé se llama Eusebio, ¿no ha de ser «Sebi» para quien le da el biberón o la papilla? El racionalismo casuista causa estragos en la moral y en los jerónimos. Su merced sería un cliente impar del contra ita arguo… Me place sobremanera departir con su merced.
De hipocorísticos non est disputandum…, pero… para mí que Eusebio ni lo admite… Un segundo.
Resuelto: La RAE, al parecer, acepta Us; y en Sudamérica se pirran por Chebo… Ya notaba yo que algo no acababa de «sonarme» ni de sanarme del mal regusto con que me quedé…
Complacido de quedarme, estoy yo, en este bosque de jeros que edificáis…