¡Hay que ver! (¿O ¡Ay qué ver!?). En cuanto uno se descuida y ausenta, cómo se aprovecha el tiempo perdido. Hasta cabe la posibilidad de que el bus rodara por el camino de Swann…
Abismado en los intrincados senderos del curso del Poqueira, y arañado hasta el tuétano, vuelvo al curso no menos retorcido de estos jeros ante los que tanto me extran(o) y me quedo pasmado ante la c-ruel(dad) adjudicada al estoconazo. Es evidente que un buen aficionado distingue entre un maestro y un carnicero, pero, aun no siendo aficionado practicante, jamás (no es escritura fonética…) de los jamases con el viejo rito micénico hubiera asociado la crueldad, como sí lo hacía Unamuno o Mosterín lo hace.
Y en cuanto a que el tiempo de la pesca sea un tiempo perdido…, se pierden los peces, que burlan al anzuelista y se llevan la carnada,pero si algo se gana en afición de esa naturaleza es hallarle los tres pies al tiempo, al todo y a la nada, y aun a la cabezadita de rigor…
Un saludo cardioestival a los presentes y a los ausentes.
Aquí me encuentro, emulando a los sabios que siempre se me han adelantado, en busca del tiempo perdido.
Pues aunque sea martes, la soluciòn:
En bus ka de l tiempo perdido
Sr. Trascandil, ambos sabemos que 11 minutos no es tiempo, así pues, gustosamente le cedo el paso.
¡Hay que ver! (¿O ¡Ay qué ver!?). En cuanto uno se descuida y ausenta, cómo se aprovecha el tiempo perdido. Hasta cabe la posibilidad de que el bus rodara por el camino de Swann…
Abismado en los intrincados senderos del curso del Poqueira, y arañado hasta el tuétano, vuelvo al curso no menos retorcido de estos jeros ante los que tanto me extran(o) y me quedo pasmado ante la c-ruel(dad) adjudicada al estoconazo. Es evidente que un buen aficionado distingue entre un maestro y un carnicero, pero, aun no siendo aficionado practicante, jamás (no es escritura fonética…) de los jamases con el viejo rito micénico hubiera asociado la crueldad, como sí lo hacía Unamuno o Mosterín lo hace.
Y en cuanto a que el tiempo de la pesca sea un tiempo perdido…, se pierden los peces, que burlan al anzuelista y se llevan la carnada,pero si algo se gana en afición de esa naturaleza es hallarle los tres pies al tiempo, al todo y a la nada, y aun a la cabezadita de rigor…
Un saludo cardioestival a los presentes y a los ausentes.