5 comentarios en «Jeroglífico: Biberman»

  1. Muy enrevesado lo del revés de «las», porque puede interpretarse como que es un solo la, el último, al que hay que dar la vuelta, en vez de a los dos últimos.
    Como me habéis musicalizado a lo Massiel eurovisiva, para esta Sal de la tierra, os devuelvo la musiquilla en formato aforístico del pretencioso Juan Poz:
    1. Ningún lío tan musical como el enredo.
    2. Solo música: mi fado relamido.

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    • No veo el revés enrevesado. Dos notas iguales = las; una nota al revés = al; total, Lasal.
      Cuando éramos chicos y empezábamos con el do-re-mi-fa-sol, como don Mendo, la pregunta era: «¿Cómo quedas musicalmente después de comerte un pastel?». Pero su merced ha mejorado en cuarto y quinto el «relamido» de la respuesta con ese fado posesivo.
      Si ya lo decía Dorotea, antes de ser princesa Micomicona: «La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu»…

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      • Al revés, sí, ¿pero cómo se indica que ese revés ha de serlo no solo para la última nota, sino para las dos anteriores? «Las al», pero ahora he de leer a lo árabe, y esta es la indicación que echaba en falta… Me imagino, por estas cominerías mías, que debe de ser un delicioso tormento componer aun el más sencillo de estos jeros…

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        • Pues, querido maestro, porque las dos primeras notas están de pie (y por tanto al derecho = las) mientras que la tercera está boca abajo (es decir, al revés = al, con independencia de que la disposición en el pentagrama solo se deba a puro pragmatismo de la altura). ¡Pero estamos en el lenguaje simbólico del jeroglífico y no en el musical, carísimo cominero!

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  2. Ciego, torpe, obtuso, enrevesado, cernícalo y bocazas: mi menda que, habiéndolo escrito: «las al» no se percata del palíndromo… No hay más ciego… La suerte del aficionado a los cominos es que legumbrea sin flatulencias, aunque al abrir la boca confirma lo justo de la prohibición pitagórica… Presento las excusas sin disculpa que me acusan e inculpan.

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