Sabemos que cualquier momento es bueno para reencontrarse con la lectura y con los libros y que también cualquier lugar es idóneo para dar rienda suelta a la afición. Pero también hay días señalados en el calendario que incentivan que un amplio espectro de lectores vayan al encuentro del autor y de la novedad, como es el caso de la Feria del libro que se celebra cada año en el Parque del Retiro de Madrid.
Las casetas adosadas a ambos lados del Paseo de coches, el flujo de personas que recorre en uno u otro sentido la Feria, los mismos que se inclinan sobre un título que sobresale entre los otros por un color, una tipografía, un detalle, que miran a los ojos a los autores orgullosos de su obra desconocida y que esperan pacientemente a que ese nombre consagrado que les mantiene en vilo durante unas muchas páginas, estampe su firma en una portada. Todo eso configura un espacio único que se mantiene vigente desde el año 1933, aunque no fue hasta el año 1967 cuando se instaló en su actual emplazamiento.
La Feria es un evento cultural con mayúsculas y mide el pulso editorial año tras año. Es el lugar ideal para dejarse embaucar por el arte de la edición y de la literatura, para sumergirse en el conocimiento que sólo puede hallarse en los libros bien hechos.
También, como no, la Feria del libro es el lugar en el que editor y librero salen a la calle para airear sus hojas y esperar pacientemente a que llegue el predecible viento del cambio al sector.