El gallo de la torre de San Esteban - Oportet Editores

El gallo de la torre de San Esteban

16 febrero, 2018

El gallo de la torre de San Esteban

Si la torre de San Esteban de Segovia ha merecido la atención de los poetas, no se ha quedado atrás el gallo de metal que la corona. El animal, arrogante y altivo, marca en la silueta una cresta pronunciada y una cola de mucho recorrido, que se curva y alarga y, al final, se arremolina en un súbito regocijo de plumas.

El perfil oxidado, que se apoya sobre una bola de acero y se remata con el signo de la cruz, ha sido definido por Dionisio Ridruejo como «el gallo sin voz, alto y herido, / que canta con el hierro tus auroras».

Pero hoy tiene una orientación distinta, pues señala el crepúsculo y no el alba. No es gallo de albor, sino ave de crepúsculo. Y por lo tanto, no anuncia a los vecinos la llegada de una nueva jornada, sino el término de la que nació a sus espaldas.

Este gallo que vive a contracorriente, este gallo subversivo en suma, ha huido del corral y ha sabido volar hasta encaramarse en lo más alto. Y así, nadie le puede discutir su condición de observador privilegiado. Sobre las tejas y los surcos. Sobre los automóviles que abarrotan la plaza y las espigas que crecen en el páramo.

Gallo de la torre de la iglesia de San Esteban. Segovia.