Caníbal - Oportet Editores

Caníbal

16 abril, 2012

La semana pasada nos salió al paso la claraboya al hablar de la buharda y la buhardilla. Y a ella volveremos. Pero hoy no puedo dejar de hablar de los caníbales, por una ultracorrección que acabo de oír y que me parece deliciosa.

Todo el mundo sabe lo que es un caníbal: un antropófago. Pero mientras antropófago es una palabra griega, que se podría traducir literalmente por «comehombres», caníbal es casi una denominación geográfica. Procede de caríbal, que es tanto como decir «habitante del Caribe», porque a los salvajes de las Antillas se los tenía por antropófagos. Una contaminación fonética (frecuente entre r y n) hizo el resto.

Al ogro de Pulgarcito le gustaba sobre todo la carne fresca, y en consecuencia era más «comeniños» que «comehombres»; pero en Perrault no figura la palabra caníbal. Tampoco es muy frecuente en nuestros textos literarios, aunque una referencia de Álvaro Cunqueiro al bachiller Botelus la redime de todas las ausencias:

«Botelus se daba cuenta de que aquella hambre feroz lo podía conducir a devorar cualquier animal vivo, perro, león o mula, que estuviese presente en aquel momento, e incluso a un ser humano. Al ama, por ejemplo… La tentación de morder en aquellas mantecas le venía cada vez con mayor frecuencia, y el ama entendió que algo extraño le entraba al bachiller al verla, y lo tomó por presión del sexto, y se dejó doñear un poco, hasta que un día el bachiller osó acariciarle los desnudos brazos, y con voz temblorosa, baja y como lejana, tal vez eco remoto de la caverna del caníbal primigenio, le dijo:

—¡Te comería de una sentada!» (Vida y fugas de Fanto Fantini, «Las gulas del clérigo que leía etrusco»).

Y ahora la ultracorrección, que roza la genialidad literaria. El otro día oí a un paisano que elogiaba jocosamente el vegetarianismo, y para oprobio de los carnívoros les espetó este neologismo: «¡Lo que pasa es que sois unos carníbales!». ¡Es genial! Porque esta nueva creación, al contaminarse con carne, de algún modo ha desfecho el tuerto que se le hizo a caríbal. ¡Hasta en la lengua hay justicia poética! (Y tanto que tampoco hace mucho alguien, queriendo decir anglófilo, dijo anglófago. ¡Ese sí que es un líder! Pero a este lo veremos otro día.)