En la gala de los Premios Goya 2010, Luis Tosar recibía el Premio al mejor actor por su papel de Malamadre en la también premiada película Celda 211 y comenzaba su discurso de agradecimiento diciendo que ese premio era de toda la gente que hizo esta peli, empezando por el novelista Francisco Pérez Gandul, que nos mostró un material maravilloso, luego vinieron Daniel (Monzón) y Jorge (Guerricaechevarría) con un guión espectacular, espléndido, en el que estaba un tipo como Malamadre, que era un bombón para un actor, y todos sabemos que los actores hacemos trabajos buenos cuando tenemos buenos personajes (…)
Celda 211 es un drama carcelario que ha conseguido que muchos de los que reniegan de ver cine español, caigan en la buena costumbre del boca a boca y vayan al cine para certificar que no sólo en Estados Unidos se hacen buenas historias con acción, ritmo, argumento y buenos personajes. Pero pocos saben lo que Luis Tósar puso de relieve de forma tan acertada en su discurso: que esa película tiene su germen en un libro, una novela que fue publicada en 2004 por Lengua de Trapo, sello en el que recaló después de algunas negativas en otras editoriales y que a partir de ella nace el guión de la película.
Dice Pérez Gandul en una entrevista, que lamenta que la industria cinematográfica no valore a los creadores de las historias que nutren sus guiones y películas y quizás deberíamos darle la razón cuando vemos que todo el mundo es capaz de apreciar el producto final en la pantalla grande y que sin embargo, tan sólo unos pocos se acuerdan de alabar la idea original cuando ésta es sencillamente espléndida. O lo que es lo mismo, el insignificante reconocimiento del autor si lo comparamos con la oleada de aplausos y el palmarés del equipo de rodaje. En definitiva, casi todo el mundo conoce a quien interpreta el personaje de Malamadre y sin embargo casi nadie reconocería el nombre del creador que le dotó de identidad. He ahí la cuestión ¿de quién es el mérito?
Acertó Luis Tosar al reconocer en su agradecimiento el trabajo del autor (que por cierto, no fue invitado a la gala), a sabiendas de que sin él, no hubiera obtenido el premio por esa interpretación, y supo poner en el lugar que se merecía lo que por todos es sabido: que cine y literatura se complementan, ya que es innegable que la magistral interpretación de Tósar es la clave para que Malamadre se haya transformado en un personaje reconocido más allá del papel.
A veces, el resultado de esta conjunción puede ser mediocre, pero si se da la coincidencia de que la historia es excelente y hay un equipo capaz de apoyarse en ella para hacer una buena obra, el resultado puede llegar a ser un maravilloso binomio dificilmente superable. Celda 211, por fortuna para lectores y espectadores, es uno de esos casos.
Luis Tosar (sin acento).