Cualquiera que abra el DRAE podrá encontrar, desde luego, palabras como homicidio, parricidio, suicidio y varias otras de la misma serie y con la misma rima. Sin necesidad de revisarlas una a una, el propio diccionario nos lleva pacientemente al sufijo -cidio, que define como ‘acción de matar’; lo ejemplifica con filicidio y suicidio, y proporciona la etimología: «Del latín -cidium, de la raíz de caedere, matar». Junto a -cidium figura también el sufijo -cida, de la misma raíz que el anterior, y con el significado de ‘matador’ o ‘exterminador’. Ahora los ejemplos son herbicida e insecticida.
Hasta aquí, todo normal. Pero hoy hemos leído en El País un artículo de Juan Moscoso del Prado, titulado «Un nuevo ciclo económico y político», en el que puede leerse esta lindeza: «Hay que ir más lejos de lo que ya proponen el Partido Socialista Europeo (PES) y el grupo Socialistas y Demócratas (S&D) en el Parlamento Europeo para salir de la crisis, crecer y hacer frente al austericidio que impone la derecha» (pág. 26).
A juzgar por el tono del artículo, sospecho que con el neologismo austericidio ha querido decir justamente lo contrario. Porque si la derecha estuviera imponiendo el austericidio, significaría que está ‘matando lo austero o la austeridad’, cosa que el articulista no censuraría. Lo que sí parece que se está imponiendo, con unas y otras medidas, es el culturicidio, que aletea sobre el Congreso como el espíritu sobre las aguas.
Una vez escribió Jardiel que «en las agudas crisis que jalonan mi vida / siempre empleé la pluma como un insecticida», la misma palabra que ha puesto el DRAE de ejemplo en un sufijo. Como no es el caso de definir a los insectos, lo que sí está haciendo este ejercicio permanente de austeridad (siempre para los mismos) es convertirnos en ovejas domésticas. Ya solo queda volver a aquel cuento de la Vida privada y pública de los animales para comprobar que no hay austericidio, sino graves deseos de «empuñar el puñal ovejicida».