Arquitectura moderna en Tokio (II)
23 marzo, 2018
Distrito de Shinjuku
Este barrio de Tokio también destaca por una concentración de edificios vanguardistas que han supuesto un hito destacado en la evolución de la arquitectura moderna japonesa.
A medida que el viajero se desplaza desde la Shinjuku Station hacia la zona oeste del distrito (Nishi-Shinjuku), tropiezan sus ojos con construcciones emblemáticas como la Mode Gakuen Cocoon Tower, torre diseñada y construida por Tange Associates en el año 2008 que se alza hasta los 204 metros de altura, los edificios corporativos que acogen la sede de algunas de las grandes compañías multinacionales o el Hotel Park Hyatt, diseñado por Tange Kenzo, en el que se filmaron gran parte de las escenas de la película Lost in Translation, dirigida por Sofia Coppola.
Tokio. Mode Gakuen Cocoon Tower.
Entre todos los inmuebles sobresale, por su significación y atractivo turístico, el Tokyo Metropolitan Government Office (TMG), es decir, el Edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio. Está considerado por los expertos la obra maestra de Tange Kenzo, arquitecto que trató de conjugar las tendencias internacionales con las formas de la arquitectura tradicional japonesa. Con sus casi 250 metros de altura y sus dos torres, es la segunda edificación más alta de la ciudad.
Reviste especial atractivo el mirador emplazado en el piso 45 de cada torre. Situado a 202 metros de altura, está abierto al público varias horas al día, siendo gratuito su acceso. Esta amplia atalaya panorámica ofrece unas vistas realmente espectaculares del gran conglomerado urbano que es Tokio.
Tokio. Metropolitan Government Office.
El mirador dispone de numerosos puntos de observación a lo largo de los 360 grados que abarca su perímetro, permitiendo contemplar la ciudad desde todas las perspectivas posibles y en todas las direcciones. Se mire desde donde se mire, ante los ojos asombrados del espectador se extiende una sucesión interminable de edificios modernos que llegan hasta más allá del horizonte. Aquí es bien perceptible la sensación de infinito, de ciudad inabarcable, de laberinto circular que se prolonga todavía más allá de las fronteras alcanzables con la vista. Una luz difusa, algo así como una niebla emergente que se eleva en los límites, desdibuja las últimas líneas del perímetro, borrando la precisión de los contornos.
Tokio. Vista desde el mirador instalado en el piso 45 del Metropolitan Government Office.
Si con la luz del día el espectáculo es muy impactante, con la llegada de la noche se acrecienta su grandiosidad y belleza. Circunda el mirador un ordenado caos de luces y sombras, una multiplicación constante de colores y parpadeos de neón, un cerco continuado de reflejos y destellos. El visitante se siente náufrago y perdido en el vasto océano de signos luminosos que le rodea por todos los lados, confuso y derrotado por la inmensidad de las luces y el vértigo de lo instantáneo. Y piensa que el infinito debe ser algo parecido a esto.