Albaricoque

El recorrido de la naranja me ha traído a la memoria el albaricoque, cuya etimología es también harto singular. Aquí nadie se equivoca; a cualquiera que se le pregunte de dónde viene la palabra albaricoque responderá sin vacilar: «del árabe». El prefijo –al la delata. Y así es.

Pero no del todo.

En realidad, albaricoque, y su pariente albérchigo, proceden en el principio del latín y, por extraño que parezca, llegaron al árabe pasando por el griego; aunque de dos palabras distintas, nacen del mismo sintagma y discurren por caminos paralelos. El albaricoque, lo mismo que el albérchigo, eran persica praecocia o praecipua, es decir, frutos «precoces» (praecocia) o «tempranos» (praecipua) «persianos» (persica), esto es, venidos de Persia (otro día hablaremos de persiana).

Como diría el desconocido autor de los Anales de la Mancha, «hay alguna diferencia en los autores que de este caso escriben». Valentín García Yebra resume: «Del árabe pasó a las lenguas europeas el nombre del albaricoque, fr. abricot, ing. apricot, al. Aprikose, ruso abricos. Pero esta fruta, originaria de China, había llegado desde Persia a Italia, donde se le dio en latín el nombre de persica praecocia ‘melocotones precoces’, quizá vulgarizado en el sing. praecocium o praecoquum, de donde pasaría al griego praikókion y de aquí al árabe [al]birqûq o [al]barqûq» (Traducción y enriquecimiento de la lengua del traductor, Madrid, Gredos, 2004, pág. 144). Lo mismo Corominas. El DRAE, en cambio, remite al griego beríkokkon. En cualquier caso, tanto praikókion como beríkokkon están documentadas en griego antiguo.

Semejante recorrido tuvo el albérchigo, que pasó del latín malum persicum (‘fruta o manzana de Persia’) al griego persikón y de ahí al árabe hispano albéršiq. Estas frutas pasaron a América con el descubrimiento. El Inca Garcilaso recuerda que «en el Perú… no había higos ni granadas ni cidras, naranjas ni limas, dulces ni agrias; ni manzanas, peros ni camuesas, membrillos, duraznos, melocotón, albérchigo, albaricoque» (Comentarios reales, IX,28).

Y a nosotros nos vinieron de un lejano adjetivo latino. Pero esto del paso del adjetivo al sustantivo ya nos resulta familiar: lo vimos en periódico y en mandarina, y seguiremos viéndolo en otras curiosidades del vocabulario.

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2 comentarios en «Albaricoque»

  1. El otro día discutiendo con mi esposo de origen arabe la palabra albaricoque, nos dimos cuenta que a lo que ellos llaman “barcoq” son a las ciruelas! Y nuestros albaricoques los llaman “mesh mesh”. Parece que hace muchos años, en algún momento de la historia, alguien confundió dos frutas…

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